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martes, 27 de noviembre de 2012

Lo que no se puede ni se debe ocultar

Parece que nadie acierta a comprender, no quiere darse cuenta, que los vaivenes de la política nacional y local, y otros asuntos, son solo distractores de la atención de los ciudadanos a los que se les esconde, no perciben, o ignoran con conocimiento de causa otros problemas que tienen que ver con la economía familiar y el nivel de bienestar de la gente.

Se le da prioridad a lo que vaya a suceder en el futuro inmediato con quienes van a tomar el mando federal, estatal y municipal en algunos meses por venir, sin embargo, bien haría la gente en fijar su atención en lo que impacta fuerte en sus bolsillos y genera conflictos personales e incluso familiares que desequilibran la armonía y el bienestar, y pueden desembocar en el deterioro de la salud, y en situaciones extremas, a provocar desenlaces violentos y fatales.

Pocos advertimos que varios productos como la carne, el pescado, y otros productos alimenticios han incrementado sus precios y se han vuelto inalcanzables para la gente que gana el salario mínimo, y no se diga para quienes subsisten con menos de ese tope mínimo salarial.

Al igual que los mencionados, otros productos con valor agregado a base de harinas, como el pan y las galletas, y vegetales, frutas y legumbres, así como granos básicos, se expenden a precios exorbitantes y constantemente alterados merced a una sostenida política de re etiquetación realizada por las grandes cadenas comerciales, y de sobreprecios por parte del mediano, pequeño y micro comercio que también realizan, a la par, acciones reprobables como el condicionamiento en la venta al consumidor, o ilícitos relacionados con pesos y medidas completos.

Los escalados incrementos del gas y la gasolina, el abuso en las tarifas de la energía eléctrica, el robo de comerciantes a consumidores en el peso y la medida de los productos, el alto precio del huevo, y en un futuro cercano del pollo, la gallina, la carne de res y de cerdo, entre otras cosas, nos tienen a la mayoría de los ciudadanos  al borde de un ataque de nervios, a punto del infarto, y si las cosas empeoran en lo relacionado con esto y con el desempleo que agudice la crisis y la miseria, no son pocos los que quieran escapar «Por la puerta falsa».

Es necesario que las autoridades que norman y regulan el comercio, intervengan de inmediato hasta donde sus facultades se lo permitan a fin de frenar el abuso de comerciantes así como la práctica de acciones especulativas que unos cuantos llevan a cabo con el afán de enriquecerse a costa del sufrimiento de la población, sobre todo de la más necesitada.

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